Los mundiales de gimnasia rítmica, que se realizan cada dos años, tuvo a Budapest como sede de su edición 2003.
Anna Bessonova ya era la favorita para quedarse con el oro y como de costumbre tenía que luchar contra las rusas Alina Kabaeva e Irina Tchaschina para lograr su primer título mundial.
Ese año la gimnasta ucraniana estaba en su momento óptimo y sin lugar a dudas fue la mejor del campeonato. Como era de esperarse el jurado no actuó con justicia y pese al reclamo del público que pedía por Bessonova se quedó con la medalla de plata. A lo mas alto del...