Una deplorable actitud

En 1992 la gran ciudad española de Barcelona fue la sede de los Juegos Olímpicos.
Los triunfos de las gimnastas del este europeo son tradicionales desde los inicios de la gimnasia rítmica, pero antes de la desintegración de la URSS, atletas búlgaras y españolas a veces rasguñaban alguna presea de plata o bronce.
Carolina Pascual fue una de las mejores gimnastas que España tuvo en su historia y que fue afortunada al ser anfitriona de los Juegos Olímpicos.
La gimnasta española no dejó pasar la oportunidad y aprovechó la motivación de ser local para demostrar su capacidad y darle a su país, el mejor color de medalla posible.
Carolina logró ser plata olímpica detrás de Alexandra Timochenko y delante de Oksana Skaldina, ambas representantes ucranianas.
La ceremonia de premiación de Barcelona 92, es tal vez, una de las anécdotas mas antideportivas que debe tener la rítmica en sus archivos.
La ganadora del bronce esquivó saludar a su rival y recibió el premio con resentimiento e indignación.
Conductas para no emular y para aprender que un gran deportista no es solo un reflejo de buen potencial físico. El verdadero atleta es aquel que cuando gana lo hace con humildad y cuando pierde, acepta la derrota como parte de las reglas del juego.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad una verguenza, seguro que se debe estar lamentando por la actitud, una lastima que no se llevara la medalla la gimnasta española me gusta mas....
Suerte anahi !

Anónimo dijo...

Lo único que consiguió fue llevarse los abucheos del público, que, como español que era, se sintió ofendido junto con Carolina Pascual.
Grande Carolina Pascual! (Soy de Barcelona jeje)

Anónimo dijo...

Es una verguenza... qué horror